Monteando en Castellar

Este es el espacio para los amantes de la caza en general y de la montería en particular, donde participan la familia y amigos del grupo de los Piques, monteros viejos y jovenes capitaneados magistralmente por el Tito Paco y el Tito Vicen.
Conócenos y entra a formar parte de nuestra familia.

viernes, 23 de diciembre de 2011

Tras el Urial Afgano

Nuestro amigo Jaime Meléndez Thacker nos envía, como regalo de navidad, la crónica de su última cacería en tierras de Irán y Afganistán, la cual copiamos textualmente. Con ella os deseamos feliz navidad y un prospero año 2012 rodeados de vuestras familias y amigos. Que Jesús os premie con buenas jornadas de caza en el año que pronto comienza.

“Queridos amigos,

Recién regresados del país Persa quería compartir con vosotros lo que allí hemos vivido.

Es bastante complicado contar un viaje y una cacería así de forma somera y sin aburriros. Se trata de una experiencia muy distinta a nada que haya hecho antes (a pesar de no ser el primer país de aquella zona en el que cazamos) por ser tan peculiar, variada, llena de sorpresas e imprevistos, y con viajes por carretera de casi 2.500 km. De modo que Intentaré contaros resumidamente lo que vivimos allí porque creo que merece la pena.
Irán es un país interesantísimo a pesar de sus peculiaridades políticas y su situación actual tan tensa. Su extensión geográfica es enorme (algo más de tres veces la de España), su variedad cultural y culinaria también. En lo cinegético es realmente apasionante ya que tienen allí diez especies de montaña (ocho carneros distintos, y dos íbices) además de jabalíes enormes (doy fe de ello), lobos, chacales, zorros, y dos tipos de gacela. Otra fauna no cinegética relativamente abundante son los osos, el Leopardo Persa y cuatro tipos de gatos salvajes más. Se ve muchísima variedad también de perdices, unas muy parecidas a las nuestras y otras tipo las pardillas. En el Noroeste, cuando recechas en montaña, vas levantando muchos bandos de perdices. Es normal ver abundantes garzas, patos y ánades en los ríos. La variedad de aves rapaces es asombrosa también. En fin, que nadie diría que un país que todos imaginamos árido (que lo es, excepto en el Caspio) tenga tanta fauna salvaje.
Frontera Azerbaiyán
Llegamos a Teherán el día 30 de madrugada, tras los rápidos trámites de armas ayudados por el personal del outfitter, cambiamos de aeropuerto para tomar rumbo a uno doméstico con el fin de tomar un vuelo a Tabriz, la capital del Noroeste y segunda ciudad del país en importancia célebre por sus alfombras persas. Una vez allí, los trámites para las licencias del Ibex Bezoar que iba a cazar mi amigo y acompañante Gonzalo, y los jabalíes que intentaría yo mientras el cazaba en la montaña, se demoraron seis horas producto del lío administrativo que vive el país tras pasar de una gestión nacional a una provincial de la noche a la mañana y sin previo aviso. Hacía un frío acojo..., unos siete bajo cero, que unidos  a las treinta horas ya sin dormir que acumulábamos hacía muy poco llevadera la espera en una fría sala de la jefatura regional de fauna salvaje.

Kiamarky

Un viaje en coche por carretera de apenas tres horas puso final a la primera etapa del viaje alcanzando la ciudad de Hadishahr, una ciudad casi fronteriza con Azerbaiyán, a los pies de las montañas y la reserva de Kimiaky de 85.000ha . Nos acoplamos todos (Gonzalo y yo más los seis acompañantes iraníes, que incluían guías, cocineros, intérpretes y el propio dueño de la compañía local, Imán) en una especie de Apartotel y nos metimos agotados en la cama/catre dentro de nuestros sacos de dormir ya que allí la sábanas no abundan. A las 7 de la mañana diana, y aunque Imán quería que fuera yo a cazar jabalíes ya desde el primer día, decidí subir con Gonzalo a la montaña tras los Ibex (en realidad lo de los jabalíes era una forma de entretenerme yo que había solicitado previamente al conocer que por temas burocráticos no podíamos comenzar por los Uriales en el Sureste de país, verdadero objetivo del viaje). Comenzamos cazando desde los valles con el coche, parando a mirar cada pocos metros. Oteamos varios rebaños de hembras pero sin machos maduros con ellas, los guías esperaban ya que el celo hubiese comenzado, pero parecía retrasarse. Coronamos un altiplano con el todoterreno y desde allí a pie por las nevadas cuerdas registrando los barrancos a uno y otro lado. Conseguimos ver un par de Ibex pero que no superaban los noventa centímetros, siendo el metro el umbral mínimo que Gonzalo buscaba. En torno a las tres de la tarde comenzamos a bajar ya que a las cinco se hacía de noche y además hacía un frío de cojo.... Calculo que estaríamos a 10 bajo cero y con viento. Camino de regreso al hotel volvimos a ver otro grupo de tres o cuatro Ibex pero ninguno superaba los cuatro/cinco años de edad.

Frontera Armenia
Al día siguiente fui a cazar cochinos de tarde, o a intentarlo, porque de mañana no hay nada que hacer. La idea era ir al río Aras, un caudaloso río que separa Irán de Armenia y Azerbaiyán y que viene de Turquía, para tratar de desencamar alguno en las malezas de los márgenes (el resto está más pelado que el copónn) usando paisanos locales como batidores. De fallar, como así fue y yo suponía (a ver como cojo... levantas guarros de 200kg con tres tíos dando palmas) lo intentaríamos de noche a la espera y con la luna en cuarto creciente, y si no a farear. Bueno, pues en una esperita de apenas 45 minutos en una “especie” de siembra rodeada de árboles frutales (digo especie porque apenas sale nada allí al ser tan poco fértil la tierra) y muerto de frío a pesar de las cuatro capas de ropa, me indica el guarda local que los marranos deben venir por la izquierda como así resulta ser. Ya casi de noche, a las 5 y media, veo un bulto negro de cojon... que sale de los árboles. Es sorprendente que cumplan los bichos con el ruido que hacen estos tíos entre lo alto que hablan, los put... móviles que no apagan nunca, y los cigarrillos uno tras otro, pero lo hace y el tipo me dice “shoot”. Lo meto en el visor del monotiro (me llevé el K95 con el cañón del .300 Wby pensando en tiros lejanos a los Uriales) y a escasos 90m le suelto un pildorazo que lo voltea quedando en el sitio. Salimos corriendo tras él mientras patalea en sus últimos estertores. El guarda local le levanta el rabo para ver si es macho y asiente mientras yo me voy directamente a la boca y veo con decepción que apenas sale un centímetro. El cabr... del guarro bien pasaba los 100kg de peso, algo normal allí, pero no pasaría de tener dos años de edad. Vuelta a casa medio contento con haber tirado al menos un cochino. Gonzalo más de lo mismo; vieron Ibex medianos todos en otra zona de la reserva.

Montañas de Ararat
El tercer y cuarto día me puse de nuevo de espera pudiendo ver en ambos casos guarros de más de 200kg a poco más de 60m pero con tan mala suerte que los veíamos en el lado equivocado del río: en el de Azerbaiyán. Los dos que estaban solos el tercer día eran dos monstruos de cara y costados plateados, y la tercera noche pude ver algo realmente singular y único (y eso que con tantos años cazando jabalíes pensaba que lo había visto todo). Nos pusimos de espera en el lado iraní de río, junto a la casa de un labriego que nos aseguraba que cada noche cruzaban a nado los guarros y que había dos muy grandes que peleaban siempre. Pues bien, a las seis de la tarde ya de noche completa los vemos salir de la maleza del lado opuesto del río y carear un rato allí. Eran más de 25 y efectivamente destacaban dos grandísimos (aunque no tanto como los de la noche anterior que andaban solos). A la media hora y ya medio congelados veo como uno de los grandes se acerca al borde del agua y se mete para que acto seguido meterse y en perfecta formación de a uno cruzan a nado el río. Yo he visto cruzar guarros el río Tajo en monterías extremeñas, o meterse en una charca acosado por los perros, pero hacerlo voluntariamente de noche solo para comer y a 5 bajo cero me pareció un acto inédito (tampoco mi guía, de 50 años, lo había visto antes). El río Aras no es un riachuelo, es muy ancho y caudaloso, y  de hecho solo se veía el lomo de los jabalíes al cruzar. La mala suerte se cebó con nosotros de nuevo pues llegaron a nuestra orilla demasiado hacia la izquierda metiéndose directamente en unas zarzas y plumeros que no nos dejaban verlos pero sí oírlos.  Gonzalo seguía sin suerte por lo que día siguiente le cambiarían de reserva a unos 120km de allí por lo que esa noche no dormimos juntos, además era el último día para conseguir el Ibex ya que los días 5 y 6 de Diciembre eran fiesta nacional y no se cazaba (celebran una especie de semana santa Islámica).
Ibex de Gonzalo
Gonzalo cobraba su Ibex a las tres de la tarde del último día, un precioso animal con un pelo y barba excepcionales y que dio en la cinta 106cm. Ese día por la noche tiré un Chacal que fallé nítidamente por alto a 100m desde el coche cuando buscábamos cochinos con el faro. Me mosqueó tanto el tema que por la mañana del día siguiente probé mi rifle a 100m comprobando que pegaba alto 12cm (el primer día, cuando el guarro tiraba bien). Menos mal que lo hice, porque de no ser así la habría cagadoo con el Urial que me esperaba. Dos días después, aprovechando las fiestas, estábamos en el Suroeste de Irán, a unos 100km al Sur de Birjand y a 2.100 de donde cazamos los Ibex, muy cerca de la frontera Afgana, en la reserva de Darmian que es donde se matan más Uriales Afganos de todo el país.

Frontera Afgana
Ahora comenzaba el plato fuerte. El primer día partimos cada uno con nuestro equipo de guía y guarda de la reserva. Nosotros salimos dirección Oeste y Gonzalo a Este, eran las siete de la mañana cuando subimos a los coches.

En el trayecto hasta el punto donde dejaríamos el todoterreno pudimos ver tres machos de Urial, uno de ellos grandecito pero con las puntas un poco cercanas al cuello. Todos los Ovis Orientalis se veían en los visos y cuerdas, mientras las hembras careaban en las laderas de solana acompañadas de algún macho joven que había quedado en el grupo una vez terminado el celo (terminó apenas unos días antes de llegar nosotros). Dejamos el coche en una garganta a las 7:30 de la mañana y empezamos la ascensión desde los 900m de altitud. Lideraba el guía local seguido por mi y después el guarda para cerrar el grupo el otro guía/intérprete que traíamos desde el primer día y que las pasaba put... para seguir nuestro paso. Recorridas unas dos horas penas vimos hembras y algún machete joven, para hacer cumbre a eso de las 11 de la mañana a 2.905m de altitud según mi GPS. Desde ese punto se divisaba Afganistán perfectamente, ya que estábamos a 50km de la frontera (como nota curiosa decir que el campamento militar Español de Herat en Afganistán estaba a tan solo 100km frontera adentro.  A partir de ese momento seguimos la cuerda revisando los barrancos y laderas a uno y otro lado.  Localizamos un par de Uriales que iban juntos y que aunque no parecían muy grandes decidimos seguir de lejos y verlos mejor aprovechando que careaban en nuestra dirección. Es casi imposible acercarse a ellos a menos de 400m dada la absoluta ausencia vegetal y lo abierto de las laderas y barrancos. En uno de los intentos de acercarnos a la pareja nos topamos de cara, a escasos 200m ladera abajo, con un grupo de unos 12 machos adultos que tras unos segundos de verse sorprendidos se dieron a la fuga faldeando hasta volcar por nuestra izquierda, por el Este, perdiéndose de nuestra vista. El guía maldiciendo la suerte, nos hace seguir adelante hasta encumbrar por encima de donde desaparecieron para ver si los vemos en el siguiente barranco. Efectivamente, a eso de las 12 los vemos subiendo una terrera en fila india a  unos 900m de distancia. Parece que hay dos ejemplares bastante bonitos tras gemelear detenidamente. Los Ovis se detienen justo al llegar a lo alto de la terrera y se echa a solearse y dormir allí, momento que aprovechamos para comer desde la cara oculta a ellos. Una hora más tarde, y haciendo asomadas muy cuidadosas (es cuando más vigilantes están) para asegurarnos de que siguen allí, comenzamos a caminar por la cuerda dejándolos a nuestra izquierda per ganándoles metros por la cara opuesta. Calculamos que podemos acercarnos a unos 500m y ver qué camino toman de careo tras levantarse y entonces decidir la entrada. El sol comienza a descender rápidamente y en la última asomada ya no están allí, son las dos y media. Hay que moverse rápido porque en esta zona  a las 4 y poco es de coche, seguimos el radio de un circo para asomarnos al otro lado de donde estaban echados y el guarda se tira al suelo, el resto hacemos lo propio detrás de él pero sin dar cara al barranco. Saca el catalejo y mira hacia abajo con mucho ángulo, al menos unos 45 grados. Esta vez hay suerte, allí al fondo, en unos matojos de espinos, a unos 200m pacen tranquilamente ajenos a nuestra presencia. Mira el jefe durante largo rato y me dice que el grande, el que va primero de careo, y que es el más oscuro de pelo, tiene la cuerna rota pero que hay otro más fino pero largo. Lo malo es que éste no tiene la célebre barba y babero blanco tan bonito y característico (el Afgano acaba en un penacho negro mientras que el Trans-Caspio es todo blanco hasta el pecho) sino que es grisáceo. No me lo pienso mucho porque ya sabemos todos lo que pasa con la montaña, así que coloco la mochila justo en el filo de la pendiente y libro unas hierbas de delante. El telémetro marca 220m, pero van alejándose poco a poco de nosotros, pacientemente con el animal en la cruz espero a que me ofrezca un tiro franco, pero sigue de culo alejándose. No obstante, al estar tan por encima de ellos le veo la columna vertebral perfectamente así que vuelvo medir y leo 261m, corrijo el paralaje la torreta y aprieto suave el gatillo del .300Wby que mete un estruendo del carajo en ese valle acentuado por el eco al tiempo que me desencara de una coz. Cuando vuelvo a mirar solo veo correr al grupo mientras escucho las risas de mis acompañantes, por los 25 aumentos del visor no logro encontrar mi Urial, así que levanto la cara y lo veo allí tirado espatarrado exactamente en la mata donde comía cuando tiré del disparador.

Urial de Jaime
Poco más tiempo tuve de saborear el lance, ya que debíamos bajar corriendo si es que quería hacerme la fotos con buena luz de día, cosa que a duras penas conseguimos. Una lástima porque las prisas son siempre malas para obtener buenas fotos… Bajarlo de la montaña nos costó dos horas hasta el camino más cercano cargándolo por turnos entre el guía local y servidor. Mientras el guarda de la reserva había bajado por otro lado para buscar el coche que estaba a más de tres horas de camino. No fue hasta las seis de la tarde que llegamos al campamento, es decir, casi doce horas después de empezar.

Lobo Plateado
Mi compañero no había conseguido nada ese día, vieron varios animales buenos, uno soberbio, pero también comprobaron que estaba roto al hacer la aproximación.

Urial de Gonzalo
El segundo, y que a la postre fue el último día de caza, acompañé de nuevo a Gonzalo. Anduvimos mucho en el Nissan revisando valles lejos del campamento, uno tras otro bajábamos y echábamos mucho tiempo con el spotting y los gemelos. Nada del otro mundo hasta las 12 de la mañana, hora en que se supone se echaban a sestear. Llegamos a un valle sin salida grandísimo, con tres o cuatro cañones y gargantas por lado. Desde un primer momento nos pareció muy propicio a Gonzalo y a mí, tanto por la distancia que se dominaba como por la cantidad de laderas con comida que había. Descubrimos un par de grupos lejanos de hembras y chotos e incluso algún macho joven. En un momento determinado, y en el cañón más cercano a nuestra izquierda Imán descubre un macho adulto que fugazmente pasa por el filo de unos penachos tapándose detrás de ellos en unos pocos segundos. Con el telescopio intenta encontrarlo sin éxito mientras le indica a Hossein (el fantástico guía jefe de Gonzalo y más experimentado de todos en caza de montaña)dónde estaba. Éste decide que debíamos remontar una pequeña garganta para ver qué había tras esas rocas donde desapareció, porque allí detrás había mucho terreno querencioso que no controlábamos desde el punto donde estábamos. La querencia venía marcada por una fuente de agua, algo escasísimo por esta zona, así que nos pareció buena idea acercarnos toda vez que estaba a menos de 800m de allí. Cuando apenas empezábamos a caminar por el estrecho desfiladero una cabra vieja asoma justo por encima de nosotros dominando toda la garganta y se queda quieta mirándonos, haciendo la muestra, petrificada. Nos echamos al suelo y permanecemos así, sin mover un músculo más de cinco minutos hasta que la muy cabro.. se gira mirando al lado izquierdo del cañón ya fuera del desfiladero. Se queda otro buen rato en esa postura y al poco desaparece, circunstancia que aprovechamos para continuar subiendo. Al llegar a la fuente, muy muy despacio Hossein hace un gesto con la cabeza e Imán nos indica que miremos la ladera izquierda; atónitos vemos un lobazo plateado que nos mira fijamente a escasos 100m. Echa a correr pendiente arriba haciendo paradas de cuando en cuando mientras me dedico a hacerle fotos “a ojo” por el LCD de la cámara para no perderme la escena. Un poco más a la Izquierda y a nuestra altura la cabra vieja otra joven y dos chivos corren como despavoridas a la vista del cánido. Unos segundos después, y mientras Gonzalo y yo comentamos la mala suerte de no poder tirar el lobo (no hay licencia en Irán, a pesar de que en apenas 6 días de caza vimos cuatro lobos) a mano derecha, el guía pasando olímpicamente del lobo dobla unas piedras y se asoma tras ellas muy despacito. Al segundo pega una voz y con la mano llama a Gonzalo enérgicamente, el espectáculo era increíble; más de veinte machos grandes todos corren pendiente arriba a unos 200m. Gonzalo se tira al suelo en la pedriza en la que estábamos sin conseguir fijar su bípode Harris al suelo lleno de pequeñas piedras desprendidas. La pendiente es tanta que resbala hacia abajo una y otra vez mientras grita preguntando a cuál tirar. Le traduzco lo que dicen los guías: el último por la derecha. Efectivamente es un pavo de cojon..., muy oscuro y con una cuerna gruesa y que le llega al ojo, la  barba blanca espectacular. Siguen poniendo distancia de por medio, ya más de 300m. El macho grande empieza a alcanzar al grueso del grupo y adelanta a otros dos mezclándose en la pelota. En este momento Gonzalo ha conseguido fijarse él y su Harris al suelo y lo tiene en el ocular, pero le decimos que no tire porque tiene otro que lo tapa. Jod..., van a encumbrar y perderse, ya están a 350m y nuestro carneraco está a punto de trasponer remontando puestos en el grupo. Cuando el último de los Uriales va a perderse sueno un puuuuuuummmmm que retumba todo el put... valle y veo perfectamente por mis prismáticos que lo revuelca y queda allí echado de lado, a escasos metros de la cumbre, y con la cuerna al viso a modo de señal para cobrarlo. Hossein le dice algo a Imán en Farsi que imagino lo que es: que no era ese el grande. Gonzalo me pregunta desde el suelo si le ha dado y le digo que lo ha dejado clavado, a casi 400m (380m exactamente). Menudo lance, que emoción, y menudo tirascazo a esa distancia, corriendo y pendiente arriba de más de 40 grados.

Lobo
Tardamos un buen rato en llegar hasta el bicho porque la cuesta era de órdago, los dos Españolitos a la cabeza por piernas y deseo de verlo de cerca. Llego el primero y compruebo que es gordísimo y muy viejo, la barba blanca y larga pero tiene ambas puntas mochas. Una lástima porque aunque a mí me parece precioso Gonzalo demuestra algo de decepción. Al poco de estar allí nos vamos dando cuenta de que a pesar de todo cobrar un Urial de ese grosor y barba (de casi 11 años) es dificilísimo.

Este no era el fin de la aventura, todavía teníamos por delante 1500km en coche a Teherán por la imposibilidad de conseguir billetes de avión y luego dos vuelos hasta España.

Abrazos a todos,

Jaime”

martes, 13 de diciembre de 2011

Monteando por Baños en Doña Eva

El sábado 10 de diciembre cazamos en Doña Eva, con el grupo de José Galan. Es posiblemente, la última montería del 2011, esperaremos a enero con los rifles preparados y con la ilusión en todo lo alto, después del paréntesis navideño y aceitunero.

Doña Eva es una preciosa finca de Baños de la Encina de lomas suaves y desmontadas y apretado monte en sus barrancos. Es terreno de cochinos donde tienen comida, agua en abundancia y monte espeso para sus encames. También tiene algo de cervuno que prefiere lo adehesado de la finca. Sus exquisitas bellotas  y sus frescas aguas del pantano del Rumblar hacen de esta finca, un autentico paraíso del monte mediterráneo.
El rey de Doña Eva
Se colocaron 3 armadas en círculo y una traviesa en el carril ciego para cubrir la mancha que se monteó con 6 rehalas. Al sorteo, después de unas estupendas migas de Casa Popi, se presentó el Seprona que pidió la documentación de la montería y a los monteros de la primera armada, en la salida, cumpliendo con su obligación. Tan solo un montero no tenía los documentos en “regla” y compartió puesto con otro montero. También les pidieron los “papeles” a los rehaleros. 
Los cazadores, normalmente, siempre tenemos algo de respeto, por no decir "algo de miedo", a la presencia de la Guardia Civil en las montería y en nuestras mentes están casos tan recientes como el de San Agustín la temporada pasada, entre otros, pero debemos entender que ellos cumplen con su trabajo de esta forma, estando en las juntas monteras y pidiendo la documentación necesaria. Lo que no debe ser es lo que ha ocurrido en otras monterías, donde el abuso de autoridad y el perseguir al cazador es la norma que rompe la regla. Debemos destacar que los agentes que estuvieron en Doña Eva, fueron muy educados y comprensibles con los cazadores, aunque quizás fue excesivo el control que se realizó a los rifles, sobretodo a los semiautomáticos.
Manolo Prieto y Antonio en una montería en Siles
A nosotros nos tocó el puesto número 9 de La Casa, precioso puesto en el que se dominaba el cortafuegos y los testeros de ambos lados, además del arroyo. Aquello prometía y así fue, pues nada más ponernos y antes de la suelta, tres cochinos se corrieron por la cogota del cerro en dirección a la mancha. Los esperamos al paso por el cortafuegos, ya que el monte hacía imposible tirarlos en el cerro enmontado. El primero pasó como alma perseguida por el diablo, el segundo se paró un poco donde pudimos enviarle un tiro que quedó entre las patas y al tercero le tiró Juan Ángel, dando un quiebro y metiéndose en el monte. Luego los vimos de nuevo en el monte, pero ya esturreados. Los tiraron en la armada por debajo de la alambrada.

Al rato vimos como los perros de Juan Morelas cazaban el testero con autentico primor, siguiendo los rastros de los cochinos con un latir continuo y con muy buenos pies. El perrero pasó, prácticamente sin perros, por lo alto de la cogota animando a sus campeones.
El Loco en un agarre a ciervo
Poco después, un tiro del puesto de al lado nos puso en alerta y efectivamente mi hijo me avisó un cochino, que venía del arroyo y repechaba hacía el cortafuegos. Lo meto en el visor, dejo que se acerque, espero a unas clarillas de monte y cedo el turno a Juan Ángel que esta temporada está tirando muy bien a los cochinos y efectivamente, le mete un tiro en los cuartos traseros, acusa el tiro haciendo la bicicleta y se mete el monte. Un “ole tus guevos” y el comentario “ya llevo cinco” fue lo que se escuchó en el silencio del monte después del tiro. Esperamos al marrano en el cortafuegos, pero no lo cruza, Poco después un perrete de Juan Morales viene tras el rastro latiendo, pasa a 5 metros de las matas donde se encuentra el cochino y en un pis pas se revuelve y se tira para la mata. Perro mordiendo y jabalí gruñendo rompieron el silencio de la mañana y al momento más de diez perros acudieron al agarre. Le digo que suba a rematarlo y el me contesta que vaya yo, no me lo pienso, agarro el cuchillo que tengo en el morral y arranco a correr a la algarabía de perros y cochino que hay frente a nosotros. Dejo el rifle en una mata y entro al remate por la parte de arriba, animando a los perros que hacen perfectamente su trabajo. Algunos me miran como si fuese un intruso, pero tras mi palabras de ánimos se enzarzan en la pelea, agarrando el cochino por las orejas, el cuello y las patas. Clavo el cuchillo en el codillo, acabando con la vida del marrano. Más ánimos a los perretes que a la voz de “muerto” empiezan a soltar. El cochinete de unos 50 kilos, pero sin boca, hace que el enfrentamiento entre los perros no halla producido ninguna baja. Agarro al cochino de una pata para arrastrarlo al cortafuegos y un dogo, de los que más fuerza emplearan en el agarre, lo arrastra para atrás, tirando incluso de mi, encelado al ver la res en movimiento. En definitiva un precioso lance que hace inolvidable la montería de Doña Eva, puesto que después de muchos años de montero, es mi primer remate a cuchillo a cochino, ya que a ciervos ya he entrado varias veces.

Los perros que acudieron al agarre llevaban en el collar los colores con la bandera de España, señal inconfundible de la rehala de Juan Morales, al cual felicité en la comida. Buena rehala, mejor perrero y excelente propietario, a los que he podido observa y valorar varias veces esta temporada. Al final en la junta, se presentaron unos 5 cochinos y varias reses de los que destacaba un bonito venado de montería.


Con esta entrada quiero agradecer a los visitantes de este humilde cortijo-blog, sus más de 40.000 visitas en los dos años que acaba de cumplir. Gracias de corazón, felices fiestas y buena caza, rodeado de amigos para el año que comienza. Salud, amor y dinero para los que lo necesiten y que la Virgen de la Cabeza nos proteja.
Que la Virgen de la Cabeza nos proteja a todos/as en el 2012

Nosotros seguiremos trabajando para Ella.
Nota: próximamente pondremos las fotos de Doña Eva, que por problemas técnicos ha sido imposible.

jueves, 8 de diciembre de 2011

María, Loberos, María.

 

No pudimos ir a Chiveras pero nos fuimos a las casas rurales de Majalascabras, para disfrutar de un puente cargado de sorpresas. Enclavado en La Carnicera, preciosa finca santistebeña y rodeada por el Cerro del Toro, La Alameda y Sierra del Oro, garantiza tranquilidad, soledad, quietud y sobretodo ver reses. Llevamos más de 20 años juntándonos en el puente y disfrutando de la sierra entre amigos.

Nos levantamos el domingo bien temprano y nos pusimos en marcha hacia el Cerro de las Juntas que cazábamos con Severo y el Grupo Jara y Umbría, con un café en el cuerpo hicimos los más de 50 km. por el carril del cordón de Vilches pasando por fincas como La Parrilla, Los Tejos, Cenizate-Villamalo, Solanillas, Calancha, Alcolehuela, etc. Llegando a La Carolina sobre las 9,00 h. de la mañana y aunque quedamos en La Perdiz con los de Arrebolares, ya no quedaba nadie fruto de los nervios y las prisas por dar aquella finca.
Llegamos a la junta de las Bedmaras, donde se celebraría el desayuno y el sorteo, saludando a los conocidos como Javier Robles, los Matiaces, entre otros. Pocos monteros y muchas caras largas por el mal resultado del día anterior en Los Monasterios. Nos tocó en suerte el dos de la traviesa de la Reforma, con un bonito tiradero donde veríamos casi toda la montería y así fue, porque vimos dos agarres y todos los cochinos que salieron de la solana, incluso las dos cochinas que conseguimos cobrar.

La primera venía de la solana y después de varios tiros del puesto número tres, nos entró enmontada a poco menos de 15 metros, tirándole primero Antonio, luego Juan Ángel y volviendo a tirar Antonio, perdiéndose entre el monte. La remataría el puesto nº 1 con un certero balazo.

Poco más tarde se arranca otra cochina que tira prácticamente toda la armada de la alambrada, faldeando el cerro frente a nosotros. Un tiro largo de Juan Ángel la hace parase y arrancarse para abajo, hacia el arroyo rompiendo todo el monte a su paso. Le segunda un nuevo tiro y se dobla hacia la derecha, subiéndonos a nuestra postura y pasando por el mismo lugar que la anterior cochina, tirándole dos nuevos tiros y perdiéndose en el monte. Nuevamente oímos al puesto de al lado tirar dos tiros.

Al terminar la montería voy a los tiros de la primera cochina y encuentro huesos y sangre en el tiro de mi hijo, subo a la segunda cochina y lleva un reguero de sangre, por lo que seguimos el rastro de las dos reses que van al puesto nº 1. Al llegar al puesto el montero estaba pletórico por haber matado las dos cochinas, vemos los tiros y la pequeña tiene 5 tiros y la grande 3, él sólo había tirado dos tiros a cada una, por lo que al ver que la sangre que venía con anterioridad a sus tiros, resuelve darnos las cochinas. Lección magistral de un montero de Lorca, cuyo nombre no pregunté y que valoraba más los lances vividos que el llevarse las reses. Lo único que me pidió fue el rabo de la cochina, a pesar de mi insistencia en repartir las reses. Así gusta montear.

En total unas catorce reses con unas rehalas que trabajaron fenomenalmente la mancha, destacando la de un tal Conejo al cual felicité por la labor de sus perros. Luego regreso a la Casa Rural para descansar, pero antes parada obligada en ese templo del saber montero que es Casa Popi, donde unos gin-tonic calmaron nuestra sed.



Pero llegó el gran día. Con una mañana con niebla cazamos el 6 de diciembre Loberos, tocándonos en suerte a nuestro grupo los puestos 21, 22 y 23 de Arroyo Gitano y los puestos 7 y 8 de Loberillos, posiblemente lo mejor de la mancha. En nuestro pequeño sorteo nos toca a José el 21, Vicente el 22, Toni el 23, Manolo Ramos el 7 y a nosotros de doblete con Manolo Prieto el 8. Buen lote de andar para no molestar las reses. Creo excesivo la caminata cuando hoy día las reses están muy acostumbradas a ver los vehículos, pero la organización lo vió de esta forma. El puesto estaba en el cortafuego de la Alameda, con un tiradero amplio que presagiaba muchos tiros por la distancia. El poco monte que quedo del incendio de agosto del 2004 estaba justo en lo alto del cerro, por lo que el resto era monte a media altura con algunas clarillas. Antes de la suelta ya vimos colleras de venaos por lo alto del cerro pero que con la niebla y el viso decidimos no tirar. Al poco tiempo se arranca un venao faldeando el cerro que me saca varios tiros traseros y que Manolo consigue pinchar quedándose en una chaperretillas.

Poco después y por el mismo camino, una collera de dos venaos se descuelga del cerro, uno chico y el otro grande. Manolo se pone con el primero y yo con el de atrás, volviéndose a quedar mis tiros traseros. Tras una preciosa carrera de ambos por el cerro enfrente, mi compañero acaba pinchando ambos, el chico acabó barranco abajo siendo rematado por Toni. El más grande, con más fuerza que el otro, corrió por la loma de la izquierda acusando claramente los tiros y al que decidimos no tirar para que Toni lo rematara en su puesto como mandan las leyes de la montería. Me entran las dudas y le pongo el colimador al rifle, veo que está bien así que soy yo el que falla y estando en estos menesteres se arranca otro venao que con cinco puntas dejamos pasar. Le dejo el rifle a Juan Ángel y nos baja un cochino impresionante por el mismo sitio que iban los venaos, le tira cuatro tiros y Manolo también, marchándose con su trote cochinero hacia otras posturas. Lamentándonos por el cochino fallado, nos entra otro venado que Juan Ángel consigue pinchar y que cobran los perros justo delante de la postura de Toni, en otro de esos lances de los que gustan con los perros apretando.

Y llegó el momento, decidimos que tire María Prieto la próxima res. Se nos presenta un venadete alambreando y que se para mirándonos a poco más de 75 metros. ¡María tírale!, ¡que lo tienes!, ¡venga!, allá que se encara el rifle y chinpummmm, venado que acusa el tiro, secunda Juan Ángel con un tiro de riñones y remata la faena María con su primer venao. Sonrisas, saltos de alegría, abrazos, felicitaciones y alguna que otra lágrima, ya tenemos novia. María es una guapa montera con 17 años que estudia 2º de bachillerato. Sus primeros pasos los dió en nuestra sierra y lleva acompañando a su padre desde hace muchos años. Es la alegría del grupo y junto con su hermano Antonio aprenden esta bendita afición, siempre bajo la supervisión de su padre Manolo. La saga de los Prieto Campos continua y ya falta poco para que Antonio y el otro pequeñín, Alfonso, entren a formar parte del grupo de monteros. Pero María, recuerda, ese rifle está enseñado por mí y por tu padre. Y está tan bien enseñado, que no te acostumbres, que hay que seguir encarando golondrinas y hacerte tú también con él, porque ya es tan tuyo, como mío y de tu padre.

Aunque nos entraron más reses, el día estaba completo de satisfacción. Los tiros eran bastante largos y complicados, siendo más afinados los terceros y cuartos tiros de las armas en las que ya se veía, como explicaba Manolo, que se vé si se dá o si no se dá. No obstante, en nuestro puesto fueron 35 tiros los que silvamos en aquél cerro Loberillos, que tras tanto tiempo en aquellas sierras es la primera vez que monteamos de verdad, mi hijo y yo, por lo que será recordado por mucho tiempo. Finalmente nos dedicamos a cobrar los cuatro venados, sacarlos a cargadero y ayudar a los demás miembros del grupo a sacar sus reses. El resultado un venado de Antonio Prieto y 4 venados y una enorme cochina de Manolo Ramos por lo que 9 venaos y un cochino daban un buenísimo resultado a nuestro grupo de 5 puestos. En total 53 reses abatidas en 72 puestos, muchas menos que el espectáculo del año pasado pero nada mal para una montería de estas características, donde la niebla mañanera hizo fallar a muchos monteros.

Problemas a la hora de recoger las reses, por la dificultad del terreno y la falta de carriles, hizo que terminásemos de noche cerrada, pero conseguimos sacar, con mil esfuerzos, el coche de Vicente, cabestrante roto incluido y todas las reses abatidas y por supuesto, celebrar el noviazgo de María, una novia sin novio.



Cerro de las Juntas
El 8 de Loberillos

El cargadero


 
¡¡FELICIDADES MARÍA!!,
que tu alegría nos acompañe en todos los años que nos queden de montear juntos.


jueves, 1 de diciembre de 2011

Cerrando noviembre



El pasado fin de semana comenzamos monteando La Umbría de Padre Santo con 23 puestos y 6 rehalas. Antes de unas “picantes” migas, saludos a los amigos reunidos en la junta, entre ellos Santi Villar, Popi padre, José Luis Peña y los socios de la peña. Celebramos el sorteo con las armadas del Camino del Padre Santo, La Higueruela, Las Loberas, Los Léganos y la Cuerda, tocándonos el uno de la cuerda que, según Antonio Calabrus era de los mejores de la mancha.
El resultado

El puesto estaba colocado en la cuerda del cerro del Padre Santo, en el cortafuegos, con poco tiradero pero el suficiente para poder enviar un tiro o dos si uno estaba avispado. Más de cuarenta ciervas nos visitaron en el puesto y dos varetos que hicieron repetidas veces que el corazón se nos saliese por la boca. Emoción, esperanza, entretenimiento y sobre todo nervios sería el resumen del día de montería. Muchos tiros y satisfacción en la junta, por el número de reses abatidas y que no pudimos contar por tener que marcharnos para casa.
Ligero cobrando

El domingo fue otra cosa, quisimos aprovechar el último día de caza del conejo con perro y nos fuimos al coto, Esta vez en los aledaños del Serrato, buscando las perdices pero terminando de conejos. Café y copa en el Suiza con Cosme Ocaña y Carlos Montijano y a las 7,30 h. paso a recoger a los que sería los protagonistas de la jornada.

Sólo oír el coche el Ligero me recibe con una latidos de alegría, este perro lo único que le falta es hablar. Su forma de entender la caza, buscarla, encontrarla, sus miradas advirtiéndome de lo que tiene en su hocico, su movimiento acompasado del rabo, esas orejas apuntando al cielo, su alegre caminar, y su forma de latir hacen que el perro no sea el mejor amigo del hombre, sino que es una misma cosa, un mismo ser, una prolongación más del cuerpo.

Tula, la bretona, a pesar de criar a sus tres cachorras (hijas de Ligero) de poco mas de 15 días, se compenetra muy bien con el perro, caza mucho y bien, sus posturas son de antología y Ligero que siempre lo observa todo, levanta la caza con rapidez, en cuanto la ve puesta. Para traer es única e incluso Ligero la deja traer los conejos que le pertenecen a ella, los suyos se los deja a duras penas. Compiten por mis caricias y yo sabedor de los celos que se tienen, siempre procuro acariciarlos a los dos.
Dora

Tres semanas lleva en mi casa y ya es una más de la familia. Dora podenca de menos de 1 año me la ha regalado mi buen amigo, gran montero y mejor rehalero Santi Villar, la perrita está muy bien enrazada, de padres y madre de solera de La Carolina, muy corredora pero que ya se está “asentando”. Ha sido bien acogida por Tula y Ligero e incluso le dejan compartir la caza. Después de dos días de prueba, a la tercera va la vencida y el domingo se salió. Se salió porque cogió un conejo a dientes, se salió porque le tiré un conejo, que ella misma levantó y que con una pata rota consiguió coger después de una hermosa carrera. Eso le hizo darse cuenta de lo que es la caza y empezó a cazar, a meterse en el arroyo, a levantar conejos, a ayudar al Ligero. Esta perra tiene mucho futuro, la pena que con el cierre no pueda volver a cazar hasta el descaste, pero la ilusión está en todo lo alto y ya falta menos para agosto.
La estampa de una cachorra

En definitiva un gran día de caza, aunque el último pero con muy buen sabor de boca, ahora nos queda la perdiz, el zorzal y algunas monterías para cerrar el año. En el puente estaremos por las Bedmaras y Loberos, ya contaremos.