Monteando en Castellar

Este es el espacio para los amantes de la caza en general y de la montería en particular, donde participan la familia y amigos del grupo de los Piques, monteros viejos y jovenes capitaneados magistralmente por el Tito Paco y el Tito Vicen.
Conócenos y entra a formar parte de nuestra familia.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Preparando los reclamos


 A petición de algunos amigos y para solucionar los problemas técnicos del blog, volvemos a poner la entrada sobre la perdíz con reclamo. Disculpen las molestias.


Llegó el momento de preparar las jaulas y nuevamente recordamos a los que ya no están con nosotros, con los que años tras años compartíamos esa sabiduría, no escrita, del mimo y preparación de nuestros reclamos.

Recordamos con agrado la entrada del año pasado sobre la preparación de los bártulos  (http://cazandoensierradeloro.blogspot.com/2009/12/preparando-los-bartulos.html#comments) pero cada temporada es distinta, no sólo por la edad, sino que las circunstancias, el ambiente, e incluso por ellos mismos.

Sobre principios de diciembre (algo tarde, según los entendidos) y próximos al puente de la Inmaculada nos dedicamos a preparar, con todo el cariño del mundo, nuestras jaulas. Si el perro es el mejor amigo del hombre e indispensable para nuestra actividad cinegética, el reclamo es como si fuese de “la familia”, ya que dedicamos mucho de nuestro tiempo a su cuido y mimo. Un buen pájaro es difícil de hacer y muy fácil de malograr, por eso son muchos los cuidados que les dispensamos a lo largo del año, pero ninguno comparable con el recorte y preparación de la jaula.

Sacándolo del arenero
Comenzamos la tarea siempre, con el lavado y desinfección de las jaulas y jauleros, agua enjabonada, algo de desinfectante (lejía) y un cepillado de las mismas. Después de secadas y limpiadas, recuerdo como mi padre las quemaba un poco, con una lamparilla de gas, finalizando con ello la desparasitación de huevos o larvas.

Sumo cuidado debemos tener al sacar el pájaro del arenero o terrero, hablándole, chasqueando los dedos y acercando las manos despacio, con mucho cuidado. Una vez cogidos comprobamos su estado de salud, parpamos su grosor, le abrimos las alas mirándole su parte posterior por si tiene piojillos u otros insectos, comprobamos el pico, la lengua por si tiene pepitilla y las patas con escamas y ácaros. Una vez analizado el estado general de nuestro reclamo, procedemos al recorte.

Comprobando su estado
Aunque algunos atan los pájaros por las patas y lo cuelgan a boca abajo, por realizar la tarea solos, este años me ha ayudado mi hijo Juan Ángel y como siempre le explico como cogerlo para no hacerles daño. Las patas se entrecruzan un poco y con los dedos corazón y anular, así como la base del pulgar, sujetamos las alas para evitar aletazos que pueden provocar la rotura de algún ala.

Corte de ala (obsérvese las tres remeras)
Una vez sujeto el reclamo le cortamos, con el ala abierta, las tres o cuatro primeras plumas en oblicuo (remeras) y posteriormente los ocho o diez siguientes, siempre dejándoles las más próximas al cuerpo intactas. Existen distintas versiones sobre el plumaje a dejar. 


Yo creo que el recorte se debe producir para que no se “enganchen” las plumas en la jaula, por el limitado espacio de las mismas, teniendo en cuenta que los pájaros utilizan las alas como medio de defensa, por lo que no debemos mermar su aptitud ante las silvestres. Cuando una campera nos entra con las alas “corgando”, el reclamo también suele hacer la rueda dentro de la jaula, por lo que vería mermada sus facultades si se las cortamos en exceso.

Plumas de cola
Después le cortaremos la cola, separando con los dedos la parte superior e inferior de la misma, sólo cortaremos las denominadas timoneras, que también suelen afear al reclamo al rozarse con la jaula. Además el pájaro ganará en movimientos en el reducido espacio de la jaula. También debemos sacar o
recortar aquellas plumas que sobresalgan de la redondeada cola.



Preparación

Corte de cola
Corte de pico
El recorte del pico, debe producirse con cuidado, manteniendo siempre la denominada línea de pico de gorrión, por lo que después del recorte se procederá a afilar los laterales. Un mal corte puede producir daños de por vida en el reclamo, dejando picos largos y anchos, aplastados en su punta, o excesivamente cortos, perdiendo parte de su encanto. Tenemos que tener en cuenta que el pico es muy necesario para su alimentación y un buen pico es sinónimo de un pájaro gordo y bien alimentado.

Repaso y afilamiento
También debemos tener en el comedero piedras arenosas, que además de aportar minerales a su dieta, ellos mismos picotean para “arreglarse” el pico.

Para finalizar comprobamos las patas, suavizando las escamas con aceite o vaselina, evitando así los ácaros. Algunos cuquilleros lavan las patas con agua o introduciendo el pájaro en agua tibia, yo sólo lo hago cuando el reclamo está mal, lavándolo y mojándole bien las patas y plumas. De esta forma he salvado este año un perdigón de quinto celo. Recuerdo que esto lo hacía mi abuelo a las gallinas en el cortijo.

Proceso finalizado
Una vez terminado el recorte, se supervisa el estado general del pájaro, para manosearlo y refinarlo, y se introducen en la jaula, que se coloca al sol para que se tranquilice y cante sus primeras buchaillas y reclamos al familiarizarse con su nuevo aposento.

Paso a la jaula
Soleándolos
Sólo queda solearlos y espurrearlos con agua algunas tardes, cuidar su alimentación con un poco de alpiste, simientes, algo de verde, vitaminas, pienso de celo y cambiarle el agua casi diariamente. Algunas veces premiarlos con bellotas troceadas, huevo duro, garbanzos remojados, migas de pan e incluso
pimienta en grano machacada para acelerar su celo y esperar que abran la veda para que todos los cuidados realizados den sus frutos, el campo responda y pasemos felices jornadas de puesto, con dosis de paciencia y cariño y sino, el año que viene será otro año con más fortuna.

Despues del baño, al sol
Etiquetado con nombre, año y tiros de otras temporadas
Jaulas preparadas para la temporada
Nota: para ampliar información rogamos revisen las siguientes direcciones:

martes, 7 de diciembre de 2010

Lobero y la suerte


 Después de 6 años sin cazar (desde el 2004), monteábamos Lobero. Mucha ilusión, esperanza y ganas le teníamos puesta a esta mancha. Linda en el norte con la Alameda, preciosa finca y una de las mejores de Sierra Morena, famosa por sus impresionantes trofeos debido, principalmente, a su vegetación autóctona, sus pactos y a su buena gestión. Además también linda por el este con La Carnicera de Santisteban. En el sur con Los Guijos y al oeste con los quemados de Majaillas y Terrizas. Buenos venados y mejores muflones que se cobijan en el poco monte que quedó después del fuego, por lo que se esperaba un tiroteo continuo nada más entrar las armadas.
El sorteo

Y así fue, ya que antes de la suelta se oyeron más de 200 tiros, continuando durante toda la mañana. A nosotros nos tocó “en suerte” el Arroyo Gitano, cubriendo la huida a Los Guijos, justo al lado del Colmenar. Cuatro posturas para el grupo, en el mismo carril, con nuestro amigo Amadeo como postor. La tres para Vicen y nosotros (doblete), la cuatro a Manolo Prieto, la cinco para Toni y la seis para Juan Carlos y Manolo Ramos (otro doblete). El día era fenomenal para montear, hasta que a las 13,10 h. comenzó a llover, los que está siendo normal en las monterías de este año. Paraguas y ropa de agua se hicieron imprescindibles. Hoy hemos dejado los rifles a nuestros hijos Antonio y Juan Angel.
El tres de Arroyo Gitano

Sólo pudimos tirar dos muflones en nuestra postura. Uno que nos pasó a poco más de 30 metros en el viso y rodeado de 7 muflonas, un chivo, 10 ciervas y 2 varetos, que hicieron imposible un tiro con garantías. Al final Antonio y Juan Angel le mandaron algunos tiros, al kilómetro, a las espaldas, ya metiéndose en el cerro de Los Guijos. El otro muflón lo tiró Antonio a media falda, que dando bastante sangre, se fue a la traviesa, no mereciendo la pena reclamar. Nos pasaron más de 100 ciervas y unos 12 varetos.
Los jovenes: el futuro.

En total se abatieron 108 reses, entre cochinos, venados y muflones. La suerte estuvo poco repartida. El grupo de Luis y Toni Prieto presentaron 22 reses, un grupo con 3 puestos consiguieron 17 reses y algún que otro puesto mató 7 reses. En definitiva un monterión de la que nosotros no pudimos “disfrutar”, pero en la que participamos. No nos acompañó la suerte.
Los menos jovenes


La suerte es un encadenamiento de sucesos, considerado como fortuito o casual (RAE) pero ¿qué es la suerte en la caza?

En menor, la suerte viene dada por coger una buena mano o tener un día afortunado en el tiro, ya que muchas veces hemos ido a cazar, cogiendo la mano mala y hemos tenido una jornada afortunada. En cambio otras veces, cogiendo la mano buena, hemos fallado lo indecible. Otras fallamos las piezas fáciles y abatimos las difíciles. En definitiva todo depende de la suerte.
El sorteo en la pasada del río.

En cambio en la mayor, la suerte viene dada por el resultado del sorteo, por lo que la probabilidad de que te toque un buen puesto es real y aleatoria a la vez, es tener “buena mano” cuando te nombran y recoges el sobre o la papeleta con tu puesto. También es tener suerte si el pulso, el correr la mano, el hacer blanco te acompañan ese día, por lo que resulta más fácil abatir la pieza deseada.
El mismo lugar del sorteo, al día siguiente.

Otros factores, que tendremos que tener en cuenta, es el estado de la finca, según lo que te ha tocado en el sorteo. Tendríamos que analizar las partes querenciosas, las solanas, la umbría, donde se han molestado más las reses o donde están tranquilas. Además ver donde tienen los comederos naturales o los artificiales, los dormideros, el agua, etc.
¿Para cuándo un puente?

Indiscutiblemente la climatología en días de caza es otro tema a tener en cuenta. La niebla, la lluvia, el aire, e incluso la nieve y el frió, pueden hacer que sea una jornada con mucha suerte o por el contrario de mala suerte, ya que es difícil acertar con poca visibilidad, con humedad en el visor o con tiritones en las manos y el cuerpo. El ruido de la lluvia en el paraguas, en la capa o el traje de agua, hacen imposible oír el crujir del monte y si te toca al lado de un caudaloso arroyo, peor. La falta de visibilidad por la niebla hace que la tensión sea mucho mayor, por lo que la posibilidad de ver y acertar son mínimas.
Y más agua

Además, es tener suerte que los perros te cacen bien la mancha y que los que van a batir la zona próxima a tu puesto sean buenos, para que puedas abatir algo de caza. En cambio si los perros son malos (que no es lo normal) que el perrero no se meta en el monte húmedo (que tampoco es normal) y que las reses no corran hacia tu postura sino a la del vecino, que eso si es normal, puedes hacer que tengas un mal día de suerte.

Todo esto junto y bien revuelto con dosis de emoción, ilusión, esperanza y paciencia es lo que nos aconteció el otro día en Loberos. NO TUVIMOS SUERTE.



NOTA: nuestra buena suerte es contar con un grupo de amigos cazadores y monteros como los Piques de Castellar y todos los que nos visitais.

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