De reclamo en Sierra del Oro

Es difícil y complicado comentar las experiencias vividas en un puesto, ya que son muchos los factores que intervienen. Conocer el cazadero es fundamental para elegir un buen sitio, la silleta perfecta, el claro de la vaguada, el contadero adecuado o la carilla soleada y si hay pájaros, mejor.

Vicente, Francis y Paco

Pero muchas veces donde no hay pájaros es en la jaula. Todo el año cuidando y mimando los reclamos para que luego no canten en el repostero. Pero todo esto es el cuco, caza que se te mete hasta en el alma, pero muy desagradecida.

Repostero

Este año en Sierra del Oro todavía no hay mucho celo y lo pudimos comprobar el fin de semana pasado. Llegué a la tina de Arrayanes el viernes 28, justo a la hora de comer unas deliciosas migas que preparó el tito Paco y que saboreamos Francis, Vicente y yo, con prisas para salir rápidamente para el puesto de tarde. Yo me puse en la silleta al lado del carril del río en Descuernavacas, pero el campo no cantó.

Por la mañana, cargados de ilusión y después de una grata velada nocturna al lado del fuego, contándonos anécdotas, historias y lances cuquilleros, volvimos al mismo sitio, pinchando en el carril que estaba intransitable por las lluvias. El puesto precioso en un limpio de la máquina a media falda de Descuernavacas. Colgamos un pájaro de Paco que tiene buenas planta y que le puso mi nombre, ya que el año pasado me hizo buenos puesto. Canta el campo y comienza a caer una fina nieve que termina en lluvia torrencial. Empapados nos fuimos para el coche y cuando escampó, cambié la rueda y para el cortijo.

La tronera

Por la tarde me puse en lo alto del cerro de Descuernavacas y nada más colgar a Caque canta el campo. Este pájaro es de Sorihuela y lo escogió mi hijo de la granja de Gabriel. El año pasado le hice 5 tiros y de segundo suelen bajar, pero hay esperanzas. 15 minutos de pelea y al momento empieza a recibir muy bajito. Oigo reclamar al campo entre las jaras de mi izquierda, justo al lado del puesto. Al final entra a la pelea y empieza a dar vueltas al repostero. Me recreo haciéndoles fotos y grabándolo en vídeo. Después de 10 minutos lo tiro, sujetando la escopeta con una mano y con la otra la cámara, cae el pájaro pero se levanta en vuelo y lo pierdo. Está claro que el cuco está reñido con las nuevas tecnologías, sobretodo sin el equipo adecuado. Caque retoma el canto y no nota el fallo. Al final cambio de pájaro para probar el Puente, que no abre el pico y vuelta al cortijo para recibir cogotazos por el lance y palabras de ánimos.

El puesto

Puestos y más puestos y el campo que no canta en el fin de semana. Sólo Patri consigue tirar tres el domingo en un puesto. Está pletórico. Que difícil es contar esas sensaciones, esos sentimientos, ese reconocimiento a la labor de un año de dedicación a tus pájaros, es un disfrutar distinto no comparable con otras modalidades de caza. Cada caza es diferente, nos hace sentir distinto, el venado en carrera, el cochino con los perros mordiéndole el corbejón, la perdíz repullada, el conejo latido por el podenco, etc. Cada cosa tiene su cosa. Pero el reclamo es el reclamo. Ilusiones, esperanzas, anhelos, deseos y al mismo tiempo desilusiones, tristezas, angustias, ansiedad, desolación, todo esto junto y al mismo tiempo es el cuco.

El resultado

En una semana sólo han cobrado 11 perdices, habrá que esperar a que entre la picaílla.

Los reclamos de Francis

Los reclamos de Paco

Descuernavacas