Esta mancha situada en pleno corazón de Sierra del Oro, es de las más querenciosas para las reses, ya que es la unión de las dos manchas, que por el fuego de agosto del 2004, se tuvieron que unir. Linda con Los Guijos y Víboras por el sur, Arrayanes por el oeste, Terrizas y Loberos por el norte y La Carnicera por el este. Rodeada por lo quemado en el norte y este, que poco a poco se está recuperando.
El fuego que comenzó en las Minillas, arrasó El Navazo, Terrizas, Arrayanes, parte de Descuernavacas, Alcazones, Cerro la Iglesia, Loberos, la Alameda, el Sobrante, el Morrón de las Mujeres, entre otras fincas, llegando a las proximidades de Montizón.
Fincas quemadas
(Plan Integral de Caza de la Junta de Andalucía, año 2004)
Más de 8.000 hectáreas quemadas según la Administración, mientras que los cazadores y vecinos la cuantifican en unas 15.000 h. de autentico bosque mediterráneo y algunas repoblaciones de pinos, que no ha beneficiado a nadie, pero si ha perjudicado a muchos propietarios, cazadores, arrieros, postores, rehaleros y amantes de nuestra sierra. Perjuicio difícil de recuperar y que sólo el paso del tiempo restaurará.
Después de una larga cena de aniversario con Coro Romero “Oro Verde” y acostarnos a las 3,10 h. el maldito despertador toca a las 6,00 h. tras otra noche sin dormir y no por la juerga de la noche anterior, sino por ese sentir que los cazadores tenemos antes de una jornada cinegética. La verdad es que ya es normal dormir unas pocas horas, para que el cuerpo se encuentre descansado..., será la edad.
Preparando los bártulos suena el teléfono. El Tirantes quiere poner el colimador al rifle, ya que en La Onza desmontó el visor, por la niebla y prefiere la seguridad de que el rifle está a tiro para la montería de esa preciosa finca de Cabezaparda, monteada por el fenomenal Grupo Miranda. Quedamos a las 7,00 h. pero como viene siendo habitual se presenta a las 7,30 h. Realizadas las comprobaciones oportunas, él se marcha para Andújar y su sierra, nosotros en cambio nos vamos para el Condado, pero media hora tarde. Con niebla, agua y algo de tráfico llegamos a la junta en El Colmenar con media hora de retraso. Saludos, abrazos y rapapolvo de Vicen por la tardanza, pero el saber que al grupo nos ha tocado los mismos puestos de la Traviesa del Carril del año pasado, nos hace retomar la alegría e ilusión. Celebramos nuestro pequeño sorteo de grupo, asignando el famoso puesto nº 7 al doblete que le ha tocado a los dos Manolos (Prieto y Monini). En este puesto el año pasado, Vicen y yo acompañados de nuestros hijos, cobramos 3 venados, 2 muflones y 2 cochinos, disfrutando de uno de los mejores días de montería de nuestras vidas. El sorteo le da el 3 a Vicen, el 4 a Juan Carlos, el 5 a Toni, tocándonos el 6, justo al lado del 7, por lo que el día prometía.
Sorteo en La Onza
Tras la salida de las armadas del Carril, Arrayanes, Descuernavacas, el Río y Loberos, casi a las 10,30 h. nos toca salir a nosotros. Agua en cantidad, caminos casi impracticables y un poco de niebla es el plan que nos encontramos antes de llegar al puesto, que se encuentra en una risca dando vista a la armada del Carril. Muchos tiros cuando entramos los coches en la traviesa, señal de que la mancha está cargada de reses. Después de pasarnos unas cuantas ciervas y ponernos el corazón a cien, sobre las 11,30 h. veo un venado totalmente enmotado, mirándonos a unos ciento cincuenta metros, lo meto en el visor y al pegar el gatillazo, la bala que no sale, ¡coño el seguro! Lo quito y le mando la primera bala del 7 mm. RM, ni se inmuta y sigue mirándonos. Le mando la segunda y con un movimiento extraño se vuelve y lo perdemos de vista en el monte. Nervios, preguntas, oídos y mucha vista puesta en la falda del cerro, pero nada de nada. Poco después oigo un bufido que me hace entender lo que yo creía, el tiro y el movimiento que hizo el venado, era de muerte. Abrazos, felicitaciones y besos de Juan Ángel.Paso el rifle a mi hijo y sobre las 12,00 h. se descuelga un venado con una cierva por el cerro, en el viso. Le digo que espere ya que la res baja para el arroyo. Efectivamente abandona el viso y comienza la bajada por la loma. Le digo que tire, el ruido atronador en la cañada del rifle hace que la cierva se pare y detrás el venado. Nuevo disparo, pega un bote, que yo no veo por los prismáticos y comienza a correr, desesperado hacía un pinar. Del pinar sale la cierva pero el venado no, por lo que, de nuevo, más felicitaciones, ya que la forma de correr indicaba que iba dado y a unos 200 metros.
Pocos tiros más se oyeron, algunos en la traviesa y otros en la armada por el Salto del Fraile y el Río. Al día de agua y algo de niebla se le añadía la incertidumbre de tener dos venados, en el puesto y no verlos, haciendo que las horas pasen muy lentamente. Gran sacrificio el de los rehaleros y sus perros ante un día poco apetecible.
En el puesto recibimos la visita de Manolo y su hijo Antonio interesándose por lo acontecido, poco después nos visita Vicen tranquilizandonos, diciendo que luego los rastrearíamos. A las 3,15 h. bajo a pistear y después de 20 minutos dando vueltas, bajo la lluvia, viendo ramas rotas y sin encontrar sangre por el agua caída, regresan los perros de recogida. Otro rato de rastreo y cuando estaba a punto de abandonar, veo un perro tirando de algo, me acerco y me encuentro el venado de 15 puntas bajo una madroñera. Un ¡olemisguevoslahi! suena entre la lluvia. Voces a Juan Ángel para darle novedades y marcarlo. Luego rastreo durante más de media hora el que él tiró, mucho monte roto pero la sangre ha sido borrada por la lluvia, por lo que abandono la búsqueda. En el trasteo, otro venado acompañado de ciervas, que ve Juan Angel y no puede tirar.
Después de sacar varios coches atascados en el carril, fuimos a por el venado, que nos llevó casi una hora el subirlo al carril, con el monte empapado, cayendo el diluvio universal, y con más de 70 kilos a la rastra. Al final, el grupo abatimos tres venados (uno Manolo, otro Antonio y el mío) de un total de más de 50 reses, con varios muflones impresionantes.
Salimos de la sierra a las 17,30 h. sin comer y rumbo a Castellar, con la compañía del agua, la anochecida, el rumrum cansino de los coches, el flash flash del limpiaparabrisas, el cansancio acumulado y la ropa empapada, pero agradecidos del regalo y del día vivido en nuestra sierra. La próxima, el 5 de diciembre en Loberos con más de seis años sin cazar después del incendio.
Nota: Hoy domingo es el primer día de la temporada que no salgo a cazar, ¿será el cansancio? ¿será la humedad de los huesos? ¿será la ropa y botas chorreando?.... ¿será el estar con la familia? No lo se, pero estamos en casa satisfechos.
Posdata: Seguimos acordándonos del tito Paco que no asistió a la montería.
Posdata: Seguimos acordándonos del tito Paco que no asistió a la montería.